lunes, 16 de diciembre de 2013

Todo lo tengo que hacer sola, no hay nadie quien me ayude


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 Estoy cansada de que nadie me ayude, y si lo hacen, no lo hacen como yo.  

¿Sabes que esto obedece a un conflicto emocional? ¿Quieres resolverlo? La solución está en ti misma. 

Veamos:

Tu familia no te ayuda en los quehaceres domésticos aunque trabajes fuera de casa. Cuando le pides apoyo siempre tienen una disculpa. Ante este panorama, terminas haciendo lo que a ellos les corresponde, pues si tú no lo haces, no hay nadie que lo haga. 

Y aunque recibieras la colaboración de tu familia, ellos hacen las cosas con desdén y de cualquier manera. Por eso, ¡es mejor que lo hagas tú!, pues ninguno hace las cosas bien hechas.

viernes, 22 de noviembre de 2013

¿ACEPTAR SIGNIFICA RESIGNARSE?

Esta es una pregunta que muchas personas se hacen cuando leen o escuchan la palabra “aceptación”, la cual es una de las principales virtudes que necesitamos cultivar, para conseguir crecer o mejorar en algún aspecto interior o personal de nuestra vida. Es común que cuando la escuchemos, inmediatamente la asociemos con resignación. Por esto; quiero profundizar un poco sobre las diferencias que existen entre los dos términos, veamos: primero, necesitamos saber que aunque su significado es similar; desde el punto de vista del crecimiento personal, son bien distintas. “La resignación” encarna abandonar la lucha, bajar los brazos y la cabeza; declinando así, cualquier posibilidad de cambio, se trata de conformarse con una vicisitud, situación o condición. Mientras que la aceptación equivale a un proceso que consiste en: identificar, luego reconocer, después  cuestionar y por último, cambiar (en el supuesto de que el asunto esté en nuestras manos). Esto último lo denominamos “aceptación activa”; que quiere decir que con todo el amor y sin reproche, procedemos a sanar con el hecho y a reparar, sí hemos ocasionado daño a terceros.


Para explicar la aceptación, veamos el proceso en el caso de una persona que presenta alguna adicción. Dicho individuo para empezar a solucionar su dificultad, necesita admitir que el hecho compulsivo ha tomado el control de su vida (por lo general exhiben una actitud de negación) y que ostentan una enfermedad psíquica; esto es lo que significa identificar. Cuando logra lo anterior, está preparada para el siguiente paso, el reconocimiento, lo cual consiste en adquirir una actitud de interiorizar, es decir que además de admitir, requiere sentir la realidad y las consecuencias físicas y emocionales de aquello, en su vida. El siguiente paso se trata de sopesar mediante el cuestionamiento, si es posible que la persona pueda cambiar esta situación. Para nuestro caso, la respuesta dependerá del grado de adicción, sí es alta, demandará ayuda profesional y sí es baja, es posible que el individuo pueda superarla y cambiar sin ayuda; esto es lo que llamamos “aceptación activa”.


Ahora, cuando la solución no se encuentra en nuestras manos, entonces aquí retomaremos lo que significa “resignación” o también “aceptación pasiva”. Por ejemplo en sucesos como el clima, las catástrofes naturales, los conflictos armados (por lo general fuera de nuestro alcance), la maldad de otros y las acciones, palabras y pensamientos de los demás; necesitamos adquirir una actitud de amor, respeto, compasión y quietud.


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miércoles, 30 de octubre de 2013

LA ADICCIÓN AL CAOS (PARTE II)


Otra muestra de adictos al caos, son los individuos que encuentran en la enfermedad, los pensamientos trágicos o la fantasía una situación para vivir excitados. Son personas que pueden presentar incluso todas estas conductas juntas, algunos llegan a extremos como accidentarse con constancia, inventar historias sobre los demás, incluso ser un sufridor gratuito, es decir aquellas personas que cargan con los problemas de los demás como si fueran propios, cuando no tienen uno; esto último se parece a una historia que contaban los abuelos sobre que: en sus tiempos contrataban a mujeres para que fueran a llorar un muerto que no conocían, esto era asociado como una muestra de un buen entierro. Esto es una muestra del premio que la sociedad daba y continúa dando al sufrimiento, creando actitudes de victimismo en ciertas personas. Existe una película que es la que me ha inspirado para escribir este artículo, en la que se muestra un comportamiento típico de este tipo de personas, la cual se titula “Al límite de la verdad”.

La adicción al caos es una deformación conductual que conduce por lo general a la desgracia. Para superarla es necesario que la persona la reconozca y la enfrente, en primera medida bastará con que ordene su vida, es tan simple como que en el baño no puede haber una cama, ni en la cocina el sanitario, es sentido común, por ejemplo para aquellos que le faltan horas del día, necesitan llevar y cumplir una agenda, son seres que cuando empieza el día no saben qué hacer; para los que se endeudan, pues organizar la economía, haciendo las cuentas con lápiz y papel, para los demás en casos extremos seguramente se requerirá de ayuda profesional.





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lunes, 28 de octubre de 2013

LA ADICCIÓN AL CAOS (PARTE I)


La adicción al caos es una compulsión que se caracteriza como cualquier otra por sentir la imperiosa necesidad de estar con el fenómeno adictivo, es decir en este caso de vivir en el caos. El caos se define en el diccionario como desorden y confusión, si lo aplicamos a la vida, se trata entonces de personas que necesitan vivir en el conflicto, apuro, desgracia, contradicción y/o angustia, lo cual hace que el cerebro reciba estas situaciones como amenazas y segregue una sustancia como la adrenalina[1], cuyo efecto actúa como un estimulante para el individuo, no obstante cuando pasan los efectos, la persona cae en depresión; generando de este modo la necesidad de volver a sentirse estimulado, justo esto es lo que provoca la dependencia. Lo anterior lleva a una persona a atraer o buscar dificultades y en situaciones de máxima adicción, a crear y fantasear con ellas, por supuesto todo esto se produce de forma inconsciente.

Una persona adicta al caos puede ser aquella que siempre va apurada, llega tarde a todas partes, queda mal con sus compromisos, por lo general le faltan horas del día, asimismo la persona que continuamente está endeudada: con el banco, los amigos, la tarjeta de crédito, etc., a éste individuo  le sobran días para llegar a fin de mes, es el prototipo de alguien que es incapaz de decir “No”, cuando le ofrecen algo. También aquí encontramos a individuos que viven buscando disputa y discusión con los demás, están en constante actitud de defensa y en activa posición de ataque, pudiendo pasar de la agresión verbal a la física. (Continua en el próximo artículo)


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[1] Articulo sobre los adictos a la adrenalina, http://www.bellomagazine.com/actualidad/adiccion-adrenalina

jueves, 17 de octubre de 2013

EL MÚSCULO EMOCIONAL


Cuando deseamos tonificar nuestro cuerpo, sabemos que requerimos emprender una serie de acciones que nos conduzcan a tal objetivo.  Entre estas, necesitamos en primera medida empezar a acudir regularmente al gimnasio y luego, cambiar hábitos alimenticios, leer información sobre el tema y contagiarnos de aquellas personas que hayan conseguido los resultados, posiblemente terminemos rodeados de amigos que se identifiquen con el mismo objetivo. Algunos consiguen el entusiasmo para darse a dicha tarea, al verse en el espejo o en el momento de iniciar una nueva relación o simplemente querer verse diferente y sin duda una buena época para hacerse metas es el comienzo del año, todos estos son unos buenos propulsores para motivarse para conseguir este objetivo. No obstante algunos abandonan cuando aparece el dolor muscular, la pereza o el menor obstáculo.

 Esta es una analogía que nos permite identificar lo que sucede a algunas personas cuando quieren cambiar algún aspecto emocional que les esta generando conflicto en su vida; ellos obtienen su motivación cuando observan el sufrimiento o se cansan de los resultados que tienen (el espejo), o  al ver que aquello les impide conseguir sus metas y sueños, pero al igual que sucede cuando se quiere aumentar los músculos, también se produce dolor al profundizar en la información que hasta el momento ha permanecido escondida por múltiples circunstancias personales. Igualmente en ambos procesos se requiere de constancia, disciplina para cambiar los hábitos y rodearse de un ambiente diferente, empero tanto porque se busque tonificar el cuerpo, como sanar emocionalmente, sí se continúa rodeado de las mismas personas, las mismas situaciones y la misma comodidad, esto ocasionará el retorno a lo conocido y la desmotivación, por consiguiente el individuo posiblemente termine desistiendo de su propósito, muchas veces sin empezar.

Aquellos que con templanza logran cambiar los hábitos son los que consiguen los resultados. Si continuamos haciendo lo que estamos haciendo, los resultados serán los que estamos obteniendo, pero si queremos cambiar los resultados, entonces necesitamos modificar las acciones y pensamientos que generan los mismos. Las anteriores son expresiones conocidas y ampliamente comprobadas, sin embargo es frecuente observar que un considerable número de personas presentan este tipo de actitud; querer los resultados sin pasar por el debido proceso.  Es sencillo para el colectivo en general, entender que sí desean tonificar su cuerpo, necesitan emprender acciones como las que hemos mencionado, no obstante aún es difícil entender que cuando se anhela cambiar algún conflicto personal, entonces se requiere emprender un conjunto de hechos que permitan modificar ciertos hábitos y adquirir determinadas habilidades para conseguir su objetivo, de ahí que tomemos este ejemplo para explicar esta consideración sobre lo que significa conseguir “MUSCULO EMOCIONAL”.

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sábado, 5 de octubre de 2013

“POR ALGO SERÁ”

Esta es una frase que hemos escuchado o pronunciado en muchas oportunidades cuando sucede algo que al parecer no nos agrada, pero tratamos de aceptarlo. La expresión puede esconder en realidad una forma de evasión o de resignación o simplemente ser lo que dice. Entonces aquí entramos un poco en el destino, el cual significa que existen situaciones que quiérase o no, tenemos que vivir para aprender. Sin embargo sí nos amparamos en esta frase, conformándonos con el destino, sin evaluar y revisar nuestra implicación, es posible que la situación se complique y estemos dejando pasar una oportunidad de aprender y evolucionar.

El destino puede traer situaciones positivas o negativas para la vida de cada ser humano, en nuestro caso, estamos refiriéndonos a aquellas que son adversas. En estas circunstancias, la cantidad de tiempo y el sufrimiento dependerán exclusivamente de nosotros, somos los hacedores del cronograma, la cuarta coordenada (tiempo) depende exclusivamente de la actitud personal frente a la situación.  El tiempo que demore en pasar la situación y por supuesto el sufrimiento, obedecerá a, si decidimos hacernos responsables de la misma, la miramos cara a cara y somos capaces de aprender de ella, pero si por el contrario asumimos la actitud de voltear la cara o de resignarnos, entonces es posible que la circunstancia nos atrape y nos acostumbremos a vivir en dicho estado, también que se alargue y pasemos al victimismo.

Para sintetizar, es importante que consideremos que el libre albedrio existe, así como el destino y si por alguna circunstancia de la vida, nos corresponde vivir una situación difícil que el destino nos depara, entonces somos los únicos capaces de determinar la cantidad de tiempo y sufrimiento, todo dependerá de la actitud con que asumamos el hecho.

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miércoles, 4 de septiembre de 2013

SÍ ME SIENTO OFENDIDO, OTROS SE PUEDEN SENTIR IGUAL

¿Cuántas veces nos hemos sentido lastimados y heridos en lo más profundo de nuestro ser? ¿Cuántas veces hemos llorado de dolor? ¿Cuántas veces hemos sentido rabia porque alguien ha dicho o hecho algo que nos ha causado un inmenso dolor y sufrimiento? Tenemos bien presentes estas palabras, estos acontecimientos. Nuestra mente y corazón recuerdan con constancia lo sufrido, no importa si han transcurrido decenas de años “es como si hubiese sido ayer”.  No obstante es posible que en ningún momento nos hayamos detenido a pensar: “si yo me siento ofendido, otros también se pueden sentir igual que yo”. Lo cual significa, que a lo mejor nosotros de igual forma, seamos los causantes del sufrimiento de otros y posiblemente de ofensas similares, a aquellas de las que nos lamentamos. 


Estamos a veces tan ocupados con los agravios que nos han profesado los demás, que olvidamos que nosotros hemos golpeado posiblemente con los mismos látigos a los otros. Hace unos pocos días escuche a una mujer decir que estaba lastimada con un desprecio que un familiar le causó hace unos 25 años, no obstante mientras ella hablaba, vino a mi memoria un suceso que presencié tiempo atrás, donde esta mujer le hacía un desprecio a la hija de la misma persona con la cual estaba ofendida, hasta el punto de que esta hija lloró. Todo esto sucedió sin que la causante ofreciera las deseadas disculpas, aquellas mismas que ella esperaba desde hace 25 años (la victima paso a intimidadora, sin ser consciente de ello). Precisamente esta escena vivida es la que me ha llevado a compartir esta reflexión.


En ningún momento estamos disculpando actuaciones crueles y monstruosas, pues no vamos a negar una realidad, como que algunos seres humanos han venido a este mundo a causar mal al prójimo. No, estamos hablando de personas comunes, seres que estamos buscando sobrevivir, aprender y evolucionar. Tampoco se trata de olvidar que nos han causado daño ya que entonces nos podríamos convertir en una presa fácil para muchos felinos emocionales; por consiguiente estamos hablando es de perdonar y aprender a tener compasión por las personas que nos lastiman. Lo cual no significa que les permitamos de nuevo lastimarnos (de ahí que es conveniente recordar). Y en el caso de que seamos nosotros los felinos, es necesario que recapacitemos y reparemos el daño causado (ponernos en los zapatos del otro). Si estamos en consciencia y podemos llegar a sentir compasión por los demás, esto representará que también la sentiremos para con nosotros y así podremos disolver las culpas, que solo nos llevan al victimismo y al resentimiento. 


Mientras habitemos este mundo estamos expuestos a este tipo de situaciones, luego recordemos que somos almas en aprendizaje, claro está que algunos han aprendido a causar más ofensa y agravio que desagravio. De todas formas la reflexión busca que podamos virar hacia nosotros mismos y hacernos responsables de nuestras emociones, sentimientos, pensamientos, palabras y acciones.

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martes, 6 de agosto de 2013

¿ES LA LIBERACIÓN FEMENINA, FACTOR DE ESCLAVITUD Y SOMETIMIENTO?

En cierta ocasión durante una conversación que sostuve con una mujer que se encontraba bastante preocupada por el comportamiento agresivo e irrespetuoso de su hijo hacia ella, le escuché una frase que me ha motivado a escribir el presente artículo, ella dijo lo siguiente: “he pasado de estar sometida por mis padres a seguir sometida por mis hijos”. Esta frase caló en mí, seguramente debido a esa inquietud permanente que me motiva para aprender y promover la identidad femenina, la cual me ha conducido a sentir, observar y buscar información acerca de las posibles causas que han originado esta dificultad, que no solo atraviesa mi interlocutora, sino un grupo considerable de mujeres en la actualidad y anotarlos en este escrito.

En este momento es común encontrar que las madres trabajen fuera de casa, diferente a la época de nuestras abuelas; en su tiempo, gran parte de ellas eran amas de casa a tiempo completo, mientras que ahora, las féminas desempeñan una vida laboral y otra como ama de casa, esta dualidad ha generado gran carga para cantidades de mujeres, puesto que las actividades propias del hogar ella todavía continua realizándolas en su totalidad ya que es difícil que su esposo o compañero comparta estas labores, –esto es posible constatarlo sobre los estudios elaborados en algunos países desarrollados- son en realidad muy pocos los hombres que colaboran o asumen compartir las tareas domésticas. La mujer de igual forma debe cumplir con su compromiso materno, lo cual es una función exclusiva de la mujer y nadie más la puede realizar como ella. Por tanto las madres actuales requieren desempeñar una doble función, ambas de manera eficiente y eficaz, pues lo contrario le acarreará grandes conflictos.

Cumplir con su función materna es bastante difícil en especial para las mujeres que laboran a tiempo completo ya que los compromisos de madre requieren paciencia, dedicación, afecto y tiempo, entre otras más y es sin duda esto último, el tiempo, de lo ellas carecen; lo cual les dificulta aportar completamente sus virtudes maternas a sus hijos. Y por más que se quiera demostrar por parte de cierto grupo de psicólogos que “la calidad es más importante que la cantidad”, en cuanto a las horas que se comparte con los hijos, la realidad demuestra que la cantidad es indispensable. Observamos en la actualidad fenómenos como “los niños-llavero”, son los hijos de estas mujeres que a edades muy tempranas les cuelgan en el cuello las llaves de la casa para que entren al hogar después de finalizar la escuela, los niños deben comer y hacer los deberes, solos. Gran parte de ellos cuando alcanzan edades juveniles buscan compañía, afecto y un modelo a seguir en los parques y en las calles, por lo general encuentran malas compañías y suelen refugiarse en los vicios y la maldad. Hoy también se conocen otras consecuencias ligadas a esta situación como las adicciones al internet, las redes sociales, el móvil, la PSP, el sobrepeso, etc.

Cuando dichas madres llegan a su casa, encuentran un sin número de labores y al finalizarlas –si es que lo consigue- están muy cansadas para atender a sus hijos, ellas llevan encima el cúmulo del trabajo tanto laboral como doméstico, por tanto es casi imposible que cumplan con sus compromisos maternos de forma eficiente y eficaz. Como consecuencia los hijos van acumulando resentimiento y van perdiendo el respeto por su madre, máxime si ella por sentimientos de culpa, termina consintiéndole todos los caprichos. Lo anterior puede conducir a que los hijos se conviertan en unos dictadores, llenos de agresividad e intolerancia, algunos llegan al extremo de maltratar no solo física sino emocionalmente a sus padres, también a sus profesores y por lo general entran en disputa con la autoridad, llevándolos posiblemente a comportarse como desadaptados sociales.

Estamos hablando de una madre que pierde el control sobre el hijo ya que este aprende a manipularla con sus errores, la intimidan en especial cuando no existe implicación del padre. Y aunque los hijos dictadores son un contexto que tiene su origen en otros conflictos, sí que se puede tratar como uno de los efectos más considerables de la situación que estamos exponiendo.

No obstante todo lo expuesto son producto del verdadero origen de esta situación, el cual se encuentra en la parte intrínseca de esta mujer, en su inconsciente. Ella desprende un hedor a servidumbre y sumisión que atrae a cuanto felino emocional se encuentre e inconscientemente los hijos se convierten en esas fieras para poder manipularla y vengarse del abandono que tanto dolor les ha causado. Son mujeres donde aún habita aquella abuela o madre sometida a la voluntad de sus padres y luego de su marido, ella arrastra consigo el lastre del sacrificio y en su sangre todavía se  expende la esclavitud. Dicha información la lleva a comportarse como la típica madre que hace todo a sus hijos, incapaz para ponerles límites. Trabaja de sol a sol sin descanso, permite que su esposo se comporte de forma irresponsable e irrespetuosa y además se sacrifica para suplir sus faltas. Muchas  terminan esclavizadas en sus trabajos por un jefe y dentro de su hogar de su marido e hijos –estos en los últimos tiempos-. En realidad es un hábito emocional que ha aprendido de sus antepasadas y ejecuta absorta en sus inseguridades. Por lo menos la mujer que es ama de casa a tiempo completo y que cumple con sus responsabilidades, además de proporcionar afecto a sus hijos, logra el respeto de los mismos.

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jueves, 20 de junio de 2013

EL BOTÓN "ON" EN LA SEXUALIDAD FEMENINA

Existen algunos hombres que, ignorantes por completo sobre la sexualidad femenina (tal y como lo hablamos en el anterior artículo) creen que la mujer presenta un “botón ON” para despertar el interés sexual. En este grupo encontramos unos prototipos que las mujeres conocemos muy bien como aquellos catalogados como “pulpos” por su movimiento aleatorio y veloz con las manos y dedos; también encontramos a los “chimpancé” por la rapidez para realizar el coito (<5 segundos)  y muchos otros no tan rápidos pero poco creativos y perezosos como “los sosos”.  Son hombres que cuando acceden a una mujer llevan el cartel puesto de “solo quiero sexo”, son acosadores y poco pacientes. En los encuentros sexuales -por lo general- están buscando el botón “ON” de forma tan acusada que generan el efecto contrario, o sea el rechazo y la disminución de la libido femenina. Lastimosamente son hombres que no se han preocupado en lo más mínimo de informarse sobre lo que significa ser un buen amante para una mujer. 

Y aunque el estado erótico de la mujer depende de la fase en la que se encuentre (ver artículo sobre la ignorancia de la sexualidad femenina), queda claro que el botón “ON” no existe como tal, sino que más bien está presente en diversas zonas de su cuerpo y en otras de su mente que encienden su apetencia sexual, lo cual varía según el amante y el momento que vive. Además, en el propio acto sexual la curva de la libido es como el Himalaya, discurre entre picos altos y bajos. Una fémina puede bajarse de un punto alto hasta el pedestal en tan solo un instante: Un hombre demasiado brusco o apresurado o soso puede provocar este descenso de forma inmediata, lo cual es incomprensible para el hombre ya que este, una vez encumbrado, va hasta la cima de manera imparable. Para la mujer -y en el caso concreto de relaciones estables- el erotismo empieza desde el comienzo de su día, aunque muchas veces ella misma lo desconoce. Las actitudes masculinas son un estimulador o inhibidor para despertar el interés sexual de ella puesto que los detalles (no necesariamente son físicos) suelen despertar el ánimo erótico de las féminas en especial en su fase de inapetencia. 

Las diferenc
ias sexuales entre el hombre y la mujer las describe muy bien John Gray , cuando dice que "En el dormitorio el hombre es como sol y la mujer como la luna". El sol se mantiene ardiente, en cambio, la luna tiene diferentes ciclos y por tanto diversas formas de comportamiento en la cama. En la etapa de preludio amoroso, un hombre tiende a incentivarse a través de los ojos - es más visual- mientras que la mujer lo hace a través de sus oídos, es más auditiva.  Lo cual no significa que el hombre necesite cantar, ¡por supuesto que no! pero se trata de manifestarle los sentimientos hacia ella, con palabras que le suenen agradables. También a las féminas les estimulan los detalles cuando les reflejan efectos y deseos, pero cuidado porque ellas diferencian muy bien lo romántico de lo sexual y en esto se suele equivocar también el hombre, pues si ella desea cercanía romántica y la respuesta que recibe es sexual ( o viceversa), la indispondrá para cualquiera de los dos aspectos. Los detalles actúan como un estimulante cuando la sorprenden y son creativos; luego no hay nada que desestimule más a una mujer que la monotonía, el ejemplo lo encontramos en aquel hombre que siempre regala rosas rojas a su mujer en las fechas especiales:  sí el detalle es repetitivo, generará el efecto contrario.

Otro gran estímulo sexual para una mujer se encuentra en los gestos y por ello me refiero a aquellos como decirle: “siéntate que yo hoy hago la cena” o también: “quédate en la cama que yo atiendo al bebé” o por ejemplo: “déjame que yo lavo los platos”. Son gestos donde el hombre se muestra agradecido y considerado; pero cuidado, no debe actuar como su esclavo, porque ella necesita un hombre, ni tampoco como su verdugo, porque repito, ella necesita a un hombre.

Todo lo anterior resulta un poco complicado de comprender para algunos hombres, sin embargo, es más simple de lo que parece: Primero, aprender a identificar la etapa de la mujer. Segundo, desarrollar los gestos de creatividad y consideración y por último, durante el acto sexual, no buscar  el botón “ON” de forma ansiosa y dejar las prisas. Cuando un hombre conoce la sexualidad femenina se adentra en mundos no solo de placer sino a la belleza del amor a donde ella lo puede llevar…

domingo, 9 de junio de 2013

LA IGNORANCIA DE LA SEXUALIDAD FEMENINA


Hace pocos días leí en un artículo que entre el 50% y 60% de las mujeres fingen en la cama[1] y aunque ya era un comentario generalizado no deja de ser un resultado sorprendente. Según el estudio, se dice que la principal razón expuesta por estas mujeres -procedentes de relaciones estables, con duración superior a 36 meses- es el miedo al abandono y a la infidelidad de sus compañeros, ellas mienten para elevar el ego y la satisfacción masculina. Lo anterior me permite plantear una hipótesis, “las mujeres que disfrutan sus encuentros sexuales no necesitan fingir”; luego estarían tan embebidas en la miel de sus colores y la diversidad de sus formas que florecerían como un rosal en primavera para consentir que el falo tome su miel y sacie sus necesidades féminas más escondidas y de este modo olvidaría sus miedos insensatos y su actitud de control.


La ignorancia del erotismo femenino contribuye a que ciertas mujeres presenten inapetencia sexual y decimos “contribuye” ya que existen otros factores particulares como los fisiológicos y psíquicos que causan este fenómeno, los cuales son temas propios de cada área profesional y que dejaremos en manos de los mismos. En todo caso la falta de conocimiento sobre la sexualidad femenina tanto por parte de los hombres como de las mismas mujeres, son un ingrediente importante a la hora de encontrar el bienestar sexual no solo de la mujer sino el de su pareja. Y aunque el tema lo estamos tratando de forma soslayada, lo que pretendemos es dejar abierta la inquietud y la reflexión sobre el tema.


La sexualidad femenina continúa siendo un misterio, muestra de ello lo observamos en el hecho de que un número considerable de mujeres necesitan fingir (entre el 50% y 60%) y posiblemente otro tanto de hombres (sus parejas) desconocen los signos del placer femenino y el cómo satisfacerla. Aunque esto puede tener diversas lecturas, considero que unos mínimos conocimientos de la libido femenina podrían cambiar esta realidad. Dicha ignorancia presumiblemente originado en la herencia machista que arrastramos; por un lado a la mujer se le formaba para inhibir sus deseos y complacer únicamente a su esposo sin pensar en ella y por el otro al hombre se le consentía y motivaba para dar rienda suelta a su ímpetu sexual, razón por la cual todavía cierto grupo de mujeres y de igual forma sus compañeros sexuales, novios u esposos, desconocen lo que es un orgasmo femenino.


La mujer tiene su propia identidad sexual, es diferente al hombre, tanto en este aspecto como en los demás (asunto tratado en anteriores artículos). Las féminas son cíclicas y de diversos matices asociadas al periodo en el que se encuentren, sus fases sexuales son similares a la luna y por tanto su sensibilidad se despierta según las mismas, su sentido auditivo es un incentivo erótico y los gestos compasivos un aditivo afrodisíaco en especial al encontrarse en los ciclos de inapetencia, puesto que en las fases de celo solo requiere una mirada cómplice de su compañero para despojarse de su cordura y dejarse llevar por el color fogoso de su pasión. La sexualidad femenina es un tema complicado para aquel que lo ignora, sin embargo una aventura apasionante,  lleno de nuevos y misteriosos caminos que pueden conducir a la cumbres más altas del éxtasis para aquellos que se lanzan a descubrir los parajes eróticos de la feminidad.




[1] Diario el mundo. Artículo “Las mujeres fingen en la cama para 'retener' a sus parejas”. Patricia Matey/Madrid. Actualizado domingo 08/01/2012

domingo, 19 de mayo de 2013

Claves para encontrar compañía en mayores de 40 años

¿Estás sola/o y quisieras encontrar compañía antes de llegar a vieja/o? Descubre cómo te puedes ayudar.

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Bien diferente es estar sola/o a sufrir de soledad. 


Según datos de la Eurostat (2011), en la UE se registró un porcentaje de hogares unipersonales entre el 30-45% de todos los hogares.  En algunas ciudades como Berlín y Bruselas el porcentaje llega a ser del 50% de los hogares. Existen más de 150 millones de personas denominadas como “singles o solos” únicamente en territorio europeo, casi la mitad de ellas son mayores de 65 años. 

Los singles son las personas viudas, divorciadas y solteras. De estos, cerca del 70% creen que su felicidad radica en encontrar una pareja o compañía. Sin embargo; no la encuentran, y este remedio llega a ser una verdadera odisea para muchos de ellos.

Cuando la soledad de pareja perdura por mucho tiempo, la persona va perdiendo motivación para la conquista, aumenta su inseguridad y disminuye la autovaloración, lo cual menoscaba su aptitud para atraer, la habilidad para conquistar y convivir con otras personas. 

Y de eso se trata este escrito:  si padeces de soledad involuntaria -aquella que no eliges, sino que te ha tocado- y crees que la compañía te ayudaría a dejar de sufrir de soledad, te invito a seguir leyendo (y mirar algunos remedios para la soledad) para tomar consciencia de cómo puedes ayudarte a salir de este estado. Vamos a ello.


Mis padres y abuelos no sufrieron de soledad. ¿Por qué yo sí?
 
Tal vez te hayas cuestionado esto en algún momento, es una muy buena pregunta. Por eso, empezaremos por ahí.

En tiempos pasados, este no era un fenómeno acusado debido a que la gente admitía - en especial la mujer- que su destino era casarse y tener hijos. Yendo un poco más atrás, en la historia, vemos que el amor no se consideraba un ingrediente indispensable para desarrollarse maritalmente, de ahí que se realizaran los matrimonios pactados. También, los hijos y las familias asumían el cuidado de sus mayores. En realidad, la gente de antaño sufría poca soledad.

Existen algunas diferencias entre los tiempos de antes y los actuales, ahí podríamos encontrar unas razones para que ahora sufras de (quizás una enfermedad moderna) soledad. Veamos:

  • Actualmente vivimos una vida muy agitada. El mercado laboral abarca la mayor parte del tiempo de las personas, presumiblemente ocasionada por la gran ambición de unos, por la necesidad creada de consumir de los otros y la obligación de sobrevivir de los restantes; lo cual genera poco tiempo para socializar, construir relaciones y cuidar de nuestros padres. 
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  • La llegada y evolución de la tecnología ha desplazado a gran cantidad de trabajadores; por un lado, surge la producción automatizada que economiza mano de obra, y por el otro, la sistematización. En ambos casos, esto disminuye “la muestra” para encontrar una posible pareja, directa o indirectamente, en el área de trabajo. Pues habida cuenta de la gran cantidad de tiempo que se pasaba laborando en comparación con el poco tiempo disponible para hacer vida social, las parejas y los amigos se establecían allí. El área de trabajo representaba una oportunidad enorme para elegir potenciales parejas y relacionarse estrechamente.
  • Las redes sociales y virtualidad no podían faltar, tenía que aparecer la Internet y las redes sociales y con ellas, las relaciones virtuales. Las relaciones virtuales son algo difícil de asumir para las personas por encima de 40 años. La mayoría de personas de mediana edad y mayores ni están familiarizados ni se sienten acompañados ni estrechando lazos amorosos, sexuales o de afecto con personas que ni pueden sentir piel con piel.
  •  El aumento de la expectativa de vida. Esto también puede afectar, pues si por ejemplo, una persona enviuda a los 70 años y ella se muere a los 95 permanecerá 25 años sola, sin pareja. En comparación con unos 20 o 30 años atrás, cuando la expectativa de vida era cercana a los 70 años; por lo tanto, la persona duraba sola menos tiempo -sufría menos tiempo de soledad-. 

En síntesis, la vida actual ha cambiado la forma sobrevivir y de interactuar unos con otros y, por supuesto, la manera de conquistar y atraer potenciales parejas, amigos e incluso, el mantenimiento de las relaciones familiares. Estas circunstancias afectan, en mayor proporción, a aquellos que aprendieron a relacionarse mediante el contacto cara a cara, los mayores de 40 años.

Pero no te desanimes, si eres mayor de 40. En lo que sigue del artículo, vas a darte cuenta de que aunque la modernidad ha incidido, la causa principal no está fuera -algunas de las razones que viste anteriormente eran para prepararte-. La maravillosa noticia es que está dentro de ti; por lo tanto, tú tienes la sartén por el mango.

Ahora vamos a continuar con los posibles errores que puedes haber cometido, no lo tomes como un regaño, más bien, como una toma de consciencia y responsabilidad para que puedas corregir. Dicho esto, sigamos:

Primer error: Desobedecer a la biología 

La naturaleza nos dota, por lo general, de todas las facultades necesarias para sobrevivir y una de ellas es que, de acuerdo con nuestra biología, la edad propensa para emanciparnos se estima entre los 17 y los 23 años (teoría que se aplica en los países anglosajones). Esta parece ser la etapa de salir, conocer y desarrollar las habilidades para atraer posibles parejas. Posteriormente, prosigue la etapa para formar una familia entre los 23 y los 30 años -varía un poco según el género-, momento en que la que la naturaleza (madurez cerebral) nos otorga la valentía, la madurez, la autonomía y la sabiduría para elegir pareja y construir nuestra propia familia. 

Por eso, si se desobedece a la naturaleza, por diversos conflictos y vicisitudes, marginándose de realizase sentimentalmente en el momento oportuno y se alarga en el tiempo dicho proceso, se generan conflictos emocionales, mentales y hasta físicos -esto para los mayores de 40 años que todavía continúan viviendo con sus padres o que todavía dependen de alguien-.

Por un lado, al dejar pasar dicha etapa, se endurecen las ataduras, los miedos y resentimientos (justo, los que han impedido dar el salto a la emancipación). Y por el otro, se adicionan inconvenientes como los que hemos expuesto en el apartado anterior (la soledad moderna), puesto que, con el paso del tiempo, se adquieren más responsabilidades laborales y se dispone de menos tiempo para socializar.

Segundo error: dejar pasar el tiempo

Existen personas que permanecen durante mucho tiempo como “singles” después de un divorcio, de enviudar, y esto se debe, por lo general, a que se auto-consumen, se condenan a la soledad; ya sea por la desgracia vivida o por apegos a su anterior relación. Y cuando se dan cuenta, han pasado muchos años y se consideran muy viejos para buscar una pareja o para socializar .

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Pero en realidad, no es que se consideren viejos, es que "las uvas están verdes" -lo siento si te incomoda, pero es mi deber el decírtelo-, es una excusa o justificación para esconder su desvalorización para conquistar y esconder su inseguridad personal. En su mente inconsciente surgen pensamientos como: "soy fea, arruinado, inadecuada, no merezco el amor, de pronto me lastiman, soy gorda/o, tengo las tetas o el pene caído, etc.".  Esta serie de pensamientos suelen surgir cuando se deja pasar el tiempo.

De igual forma sucede con las amistades y la familia. Una vez conocí a una mujer de 80 años que vivía sola, nunca había tenido hijos ni pareja y estaba totalmente alejada de su familia (hermanos y sobrinos), estaba totalmente amargada y cuando le pregunté por qué no se acercaba a la familia, adujo una cantidad de excusas, pero la última que dijo era la verdadera: «ellos me van a despreciar». 

Tercer error: No aprender de los fracasos

Fracaso no es que se termine una relación, sino que no se haya aprendido lo que se debía aprender.

Esta frase contiene el significado del error que quiero apuntar, es la continuación del anterior. Cuando las personas terminan una relación, ellos suelen creer que fracasaron que son fracasados, pues la sociedad, la religión, sus padres o ellos mismos, se imponen creer que las relaciones deben durar toda la vida. Esta idea los atormenta una vez que se divorcian, se termina la relación o se separan por fuerza (muerte) de la pareja.

Esta condición impide que la persona, en lugar de culpas y lamentos, se dedique a aprender del dolor de lo sucedido, conectar consigo mismos y generar nuevas oportunidades en su vida sentimental. Las ideas sociales y religiosas, sobre la pareja, causan sentimientos de victimismo que impiden la retrospección, toma de consciencia y liberación de los resentimientos.

Cuarto error: dejar que los anteriores errores y la inconsciencia bajen la autovaloración

Una persona puede ostentar una vida malograda sentimentalmente, pero tener la compañía y afecto de sus seres queridos cuando son mayores. Sin embargo, existen aquellos que además de "discapacitarse" para una vida sentimental también se encargan de alejar a las personas cercanas hasta quedarse completamente solos y desamparados en la etapa longeva. 

Por eso, es importante que puedas reflexionar, tomar consciencia y reconocer tus errores, pues es posible que no tengas vida en pareja, pero si tienes compañía y afecto dejarás de sufrir de soledad.

Ahora que ya sabes algunos de los errores que puedes corregir, estás preparada/o para aplicar las claves para ayudarte a dejar de sufrir por soledad.


Claves para dejar de sufrir de soledad

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Con estas claves te quiero invitar a peregrinar en tu interior para que adquieras un estado de mayor consciencia y  reestablecer su vida marital o permitir la compañía de tus seres queridos o, como mínimo, dejas de sufrir de soledad. Pues no hay nada más cruel que estar acompañado y seguir sintiéndose solo. Vamos a ello:

Clave 1. Hazte responsable de tu soledad. Para de echar la culpa o la responsabilidad a los demás, por dolorosa o trágica que sea tu condición. Asume que has cometido errores y evalúa tu grado de participación y si es posible, repara. Para de quejarte y disponte a escuchar lo que te dice tu círculo más íntimo, como tus hijos, ex pareja, tu familia o mejor amigo.

Clave 2.  En lugar de negar tus miedos e inseguridades, empieza a admitirlos y reconocerlos. No te escondas en justificaciones y excusas. Detecta los pensamientos recurrentes frente a la desvalorización para conquistar pareja o acercarte a la gente.

Clave 3. Evita transmitir la idea de perfección. En lugar de criticar y condenar a los demás, permítete entender y comprender la situación que ellos viven, pues tal como criticas y censuras, tú te criticas y censuras. Todo lo que tenemos en nuestra mente, lo proyectamos o lo vemos en los otros.

Clave 5. Fomenta la empatía. Esta clave tiene que ver con la anterior, en cada situación con los demás, trata de ponerte en los zapatos del otro. Conecta a través de la compasión, indaga sobre la vida de las personas, en especial, cuando su comportamiento te resulta desagradable. 

Clave 6. Adquiere la predisposición para aprender. Saca lo mejor o el aprendizaje que tiene para ti cualquier situación adversa, ni tampoco ocultes las emociones o las niegues; al contrario, libéralas. Y respóndete: ¿para qué estoy viviendo esto? Y verás que tu actitud será completamente distinta a quejarte, criticar y buscar culpables.

Clave 7. Revisa tus comportamientos agresivos sociales. Una conducta poco sociable e irrespetuosa con los demás y la naturaleza, tales como: conducir como si los otros vehículos fueran enemigos de guerra, deslegitimar los sentimientos, mantener a la defensiva, tirar la basura sin fijarse en las consecuencias o tratar la naturaleza sin compasión, etc. Date cuenta que, si tienes estos comportamientos, existe una información inconsciente y unas emociones reprimidas que posiblemente provengan de una infancia de maltrato.

Clave 8. Disponte para ayudar y colaborar en armonía. El límite de esta disposición es que no te perjudique. Dicho esto, nos referimos a la persona que, solo piensa en sí misma y utiliza la gente para satisfacer sus caprichos o ve a los demás como paquetes de ayuda. O lo contrario, ni pide ayuda, pues cree que es perfecto o todo lo hace ella sola

Clave 9. Suelta el control y el deseo de querer que hagan lo que quieres. Si quieres imponer tu voluntad y controlar a tus seres queridos (cónyuge, hijos, padres, hermanos, amigos) con manipulaciones, ya sea violencia, victimismo o indiferencia, tarde o temprano se marcharán. 

Clave 10. Aprende a escuchar. Esta clave tiene relación con la anterior. Si escuchas y esfuerzas para entender los puntos de vista de los demás, aunque no llegues a comprenderlos, puedes generar empatía y cercanía. Tampoco trata de convertirte en un sabelotodo, que corrige constantemente lo que otros dicen o hacen, creyendo que tu manera de hacer y pensar siempre es la adecuada. Para transformar una escucha normal en escucha activa, debes concentrarte en cada palabra que te dicen y observar a la otra persona sin dejar que tus pensamientos interfieran. Esto necesita práctica, pero vale la pena.

Por ahora, te dejo estas claves para que empieces a tomar consciencia y practicar. No te preocupes si continúas incurriendo en algunas de las actitudes que te llevan a construir soledad pues necesitas práctica. Aunque no puedes perder de vista que es posible que requieras ayuda profesional.

Espero haberte colaborado para que no sigas haciendo parte del gran porcentaje de personas que mencionamos en el comienzo de este artículo. ¡Ánimo y mucha consciencia! 

En caso de que requieras apoyo emocional, puedes reservar sesión aquí

¡Espero tus aportes y comentarios!  



Luz Quiceno

Escritora, Especialista en BNE© y GE

Directora | Luz en tu camino interior

+447582173795
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sábado, 13 de abril de 2013

Alimentar la diferencia o pedir la igualdad

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¿Qué es más sano para nuestro bienestar emocional? Alimentar la diferencia de género o pedir igualdad. ¿Cuál es más conveniente? Reflexiona.


Cuántas veces hemos escuchado expresiones tales como: “Las mujeres hablan mucho”; “los hombres siempre quieren sexo”; “ellas viven en el pasado”;“ellos viven en el trabajo y en el estadio de fútbol” 

Unas frases coloquiales que me ayudan a iniciar este escrito, donde uno de mis propósitos no es otro distinto que invitarte a reflexionar sobre la conveniencia de alimentar la diferencia o seguir exigiendo la igualdad de género.  Aunque, el principal, es aportar para que mejores tu relación con el sexo opuesto y contribuir con tu granito de arena en procura del equilibrio y bienestar emocional colectivo e individual.  

El cerebro masculino y femenino tienen polaridades emocionales opuestas, para empezar. 

Existen libros como: Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus, Cómo mejorar su matrimonio sin hablar al respecto y, con tu permiso, un libro propio, De sol@s que se casan y casad@s que hacen pareja. Una literatura que recomiendo ampliamente para aquellos que deseen mejorar sus relaciones de pareja. En cuyas páginas se aplican algunos de los enunciados en que me voy a apoyar para este artículo.

Pues bien, que sepas que ya son bastantes escritores, científicos y profesionales en áreas humanistas que han tratado y estudiado las diversidades entre el cerebro femenino y el masculino. No obstante, te voy a mencionar dos, no solo por su fácil comprensión sino porque además, representan aquello que te quiero expresar. 

¿Qué dicen los estudios del cerebro sobre las diferencias?

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Según Ruben Gurr científico de la Universidad de Pensilvania, en uno de sus estudios sobre el cerebro femenino y masculino,  dice: "(...) los hombres mostraron conexiones más fuertes entre la parte delantera y la parte trasera del cerebro, lo que sugiere que son más capaces de conectar lo que ven con lo que hacen, que es lo que necesitas hacer si eres un cazador. Ves algo, y debes responder de forma concreta. Mientras que la mujer presenta mayores conexiones entre los hemisferios izquierdo y derecho. Por eso, desarrolla mayor empatía y capacidad para realizar tareas simultáneas".

En la misma línea, la Dra. Brizendine, en su libro El cerebro Femenino, expone que existen diferencias en el cerebro entre hombres y mujeres y asegura según sus investigaciones que: "las mujeres tienen el 11% más de neuronas en la zona del cerebro dedicada a las emociones y a la memoria y debido a ello cuentan con neuronas espejo, son mejores al observar las emociones de otros. Esto significa que las mujeres desarrollamos más el cerebro límbico encargado de la parte emocional y el lado derecho del cerebro del neocórtex, encargado de la comunicación, la geometría, las sensaciones, lo global. Y el hombre desarrolla más el cerebro reptil, encargado de la supervivencia, la defensa, etc. y el lado izquierdo del neocórtex, encargado de la lógica, matemática, razón, lo especifico y lineal. El hipocampo de la mujer es ligeramente más grande y es el que registra los datos emocionales. Si el hombre se pelea con su esposa, dentro de diez años ni siquiera se acordará de la discusión, pero ella no la olvidará nunca. Quedará firmemente registrada en su hipocampo que es como su disco duro. Las mujeres percibimos el mundo de una forma completamente distinta de cómo lo hacen los hombres". 

El cerebro se empieza a desarrollar desde la gestación. Así que, la diferenciación empieza desde el mismísimo vientre de la madre. Ahora, después del nacimiento intervienen otros factores que afirman o acentúan la singularidad. Veamos de forma sucinta:


La división de tareas y quehaceres 


Existe, a mi juicio, un suceso que dio lugar a una marcada diferenciación. Un hecho que data desde los comienzos de la humanidad y que fue indispensable para garantizar la supervivencia de la especie, en vista de la inmadurez con la que nacían las crías. Un fenómeno que todavía  prevalece; somos la especie que nace con mayor grado de inmadurez e indefensión. Un acontecimiento que, paradójicamente, permitió el avance y desarrollo del cerebro humano; ya que favoreció el alargamiento de la vida humana y una ventaja sobre las demás especies.  

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Los humanos repartieron las tareas, al parecer, conforme a su condición biológica innata -¡qué inteligentes ¿verdad?!-. 

La mujer debía permanecer junto a la cría - supongo porque tenía mamas-  y, el hombre -por su portento físico-, saldría a buscar el alimento, a cazar.  No hay más historias, así fue.

No se si, ella, debido a su biología ya venía de fabrica con los potenciales o los desarrolló mediante la labor asignada.  Lo único cierto es que las mujeres  poseen unas habilidades inherentes a su papel materno. Te dejo tarea para que averigües. 

Por el momento, nos interesa saber que la tarea de la mujer se corresponde con las capacidades cerebrales, igual que sucede con los hombres.

Veamos otro de los factores:

El medio ambiente social, cultural y familiar 


A la mujer desde la infancia se le enseña a reprimir el deseo sexual, a bajar la cabeza -esto sucedió durante siglos-, a reprimir la ira y mirar más por el bienestar ajeno que por el propio (desvalorización).

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Por el contrario, a los hombres  les enseñan a reprimir la tristeza con frases como "un hombre no llora", a ser dominante y agresivo, a desfogar su energía sexual sin control, por ejemplo. Una educación que acentúa las diferencias. 

Las distinciones y la identidad sexual vienen atadas desde el comienzo con el proceso hormonal -desde el vientre de nuestra madre-, según la biología misma y luego influidas por el ambiente familiar y social.

Al tenor de la exposición anterior, observemos algunas diferencias:

1. En el plano ocupacional


Una madre y ama de casa es capaz de alimentar el bebé, hacer los deberes escolares con el crío mayor, cocinar, contestar el teléfono y, por si fuera poco, abrir la puerta para recibir un paquete. Y no creo que sea exagerada. Esto, y más, es posible para una madre que tiene hijos pequeños. Y me lo puedes constatar, si es tu caso.

2. En el cognitivo y mental

Desde el periodo de gestación, una madre, por ejemplo, desarrolla la sensibilidad auditiva. Una capacidad que la faculta para detectar el menor ruido de su bebé cuando nace y acudir de inmediato en su auxilio. Asimismo, la condición de empatizar con los sentimientos o sensaciones -seguramente para conectar con sus hijos-, la intuición para predecir hechos peligrosos, la memoria -para recordar que hace y qué le falta hacer-, la habilidad de síntesis, de versatilidad, de dinámica.

En cambio, el hombre, dada la condición de proveedor, es capaz de poner su mente en blanco.  El poder para concentrarse es alto, un cazador necesita enfocarse en un único objetivo para lograr éxito: atrapar la "presa". Los hombres pueden leer fácilmente un mapa y orientarse, debido que en su papel primitivo debían caminar grandes distancias y ubicarse en campo abierto. Son lineales y específicos para poder ocuparse de las labores de protección y defensa de la familia. La naturaleza masculina es aventurera, exploradora, son hacedores por instinto. 


3.  En la función como padres

La madre tiene unas funciones más del interior e intrínsecas del ser.  Su desarrollo cerebral es transversal, global y va del todo a las partes. Mientras que el padre tiene unas funciones más del exterior y propias de la identidad. Su desarrollo cerebral es longitudinal, secuencial y va de la parte al todo.

4. En el aspecto sexual 

La sexualidad de la mujer es como la luna, cíclica. La apetencia sexual atraviesa por diversas fases, no solo en el mes, sino durante el día, en el acto sexual. Su principal órgano de estimulo es el oído. La libido se ve afectada por las experiencias y estado de ánimo. 

En cambio, el hombre es como el sol, permanece encendido. El grado de apetencia no se ve influido por su estado de ánimo, al contrario, es un remedio a cualquier situación estresante o complicada. Los órganos de estímulo sexual son la visión y el tacto.

5. En la sanación emocional

Durante mi consulta detecto con constancia estas diferencias. Las emociones femeninas hacen que ellas tarden más en sanar las heridas de este tipo (el hipocampo es más grande y guarda en la memoria mayores detalles); suelen quedarse atrapadas en el pasado. Razón por la cual, un hombre se queda anonadado cuando su esposa le saca a relucir detalles como "me miraste feo ese día", durante una discusión. Un suceso que para un hombre es imposible recordar -ten presente que el cerebro de la mujer es transversal y el del hombre lineal-.

Asimismo, las mujeres son las que suelen acudir con mayor frecuencia a la consulta, mientras que los hombres llegaran porque ella los "manda". Recuerda que la mujer es más empática y sensible, conecta muy fácil consigo misma y sabe cuándo pedir ayuda. No obstante, se enredan con las emociones y los problemas de otros (empatía). Por eso, dan muchas vueltas a un asunto para resolverlo. En cambio, los hombres, aunque tienen inconvenientes para relacionarse con sus emociones, y comprenderlas, al ser lineales y decididos, pueden resolver más pronto los conflictos.

Como puedes dar cuenta, procesamos las emociones de modo distinto, es un hecho. Pero existe otro factor...


¿Qué es más sano para nuestro bienestar emocional?

Alimentar la diferencia o pedir la igualdad


Las diferencias no vienen dadas por un capricho. No. Simplemente, obedecen a la supervivencia, a los requerimientos y aprendizaje del medioambiente donde nos desarrollamos. Responde a una programación inconsciente y a las necesidades de adaptación.

Carl Jung en su teoría de los opuestos, expresa que la psique es un sistema autorregulado que se esfuerza constantemente para mantener el equilibrio entre tendencias opuestas. Y las tendencias opuestas en cuanto a género son el masculino y el femenino.

El balance entre el componente femenino y masculino equivale al equilibrio. El equilibrio en cualquier contexto, estamento o situación es indispensable para mantener un desarrollo adecuado.

Pero de seguro, ahora mismo te estarás preguntando: ¿Y qué hacemos con la desigualdad?

Para responderte a la pregunta, lo primero es que nos detengamos a recapacitar con otra pregunta: 

¿De dónde viene la desigualdad?


La respuesta, desde mi punto de vista, viene de la lucha por el control, el poder y el dominio. Hemos venido de siglos de dominación machista, aunque parece ser que los tiempos han cambiado, se está produciendo un giro. Sí. ¡Sorpresa! Pero hacía el otro lado. Hacía el dominio hembrista.

En ciertas ocasiones siento pena cuando escuchamos algunas mujeres -que dicen llamarse feministas- denigrar sobre la esencia femenina, como por ejemplo, dicen:  “No es indispensable que la mujer ejerza la maternidad, los hombres lo pueden hacer igual que ella” ; "las mujeres son iguales a los hombres" ; "los puestos de trabajo se deben repartir por igual entre hombres y mujeres", etc.  

Algo similar siento cuando observo que el sistema laboral está diseñado para el masculino. Se niega a la mujer el derecho a ser madre y, al mismo tiempo, a crecer profesionalmente. No se le da la posibilidad de la conciliación familiar. Asimismo, discriminan a las trabajadoras con salarios inferiores al de los hombres que cumplen una labor idéntica.  La realidad social y familiar demuestra que en la actualidad todavía se desprestigia, desvaloriza y ridiculiza el lado femenino y el papel laboral de la mujer.


Algunos conflictos emocionales provocados por la lucha del dominio


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La mujer requiere ocupar su lugar, no el de los hombres. Ocupar el lugar del hombre acarrearía grandes conflictos. Por un lado, el hombre dejaría de ser masculino, se convertiría en un inútil, inmaduro o en un simple florero de la casa o, se "feminizaría". El hombre sin su labor de proveer y proteger se desnaturaliza, no sabe qué hacer -recuerda que es lineal-.

Por otro lado, cuando la mujer ocupa el lugar de un hombre, se masculiniza. El conflicto que representa para la mujer es un gran estrés -ya sucede en la actualidad-, en vista de que biológicamente entra en disyuntiva  o incoherencia: quiere criar a sus hijos, pero de igual modo, quiere trabajar fuera de casa y cumplir adecuadamente las dos. 


Asimismo, como el medio laboral está diseñado para los hombres, debe laborar con su lado masculino. Por tanto, reprimir u ocultar su esencia femenina para ser valorada o reconocida. Aparte, se carga por demasiada actividad, pues cumple con una labor doble. Y lo peor, una o ninguna de ellas consigue llevar a cabo con eficiencia y eficacia.

Adicionalmente, acoto lo siguiente: Los hombres se han implicado en las tareas de hogar, pero lo han hecho, como observo en mis consultas, con su lado femenino. Un fenómeno que está privando a sus hijos de un padre y saturándolos de madre (sobreprotección materna).

Reflexión final


Alimentar la diferencia o pedir la igualdad

Para responder la pregunta inicial, la cual, confieso, planteé para facilitar la reflexión. Mi respuesta, con lo que he enunciado, ya la debes saber. De todos modos, la voy a ampliar:

Por supuesto que debemos propender por alimentar la diferencia para nuestro sano bienestar emocional. Eso significa que, anteponemos el respeto, el valor y la aceptación por la diversidad. Unos valores que son fundamentales para la salud mental y el equilibrio emocional. Lo cual es el contexto de mi ejercicio profesional: Gestión emocional. 

La simbiosis entre los dos sexos, la cooperación y la interrelación es, en realidad aquello que  ha generado la supervivencia y evolución de la especie.  


Mi mensaje para las mujeres:

Exigir igualdad es sentirse inferior e imponerla es maltrato y dominio.


Tratar de imponer la denominada “igualdad” es un acto de maltrato y subvaloración, tenemos derecho a ser diferentes. El mundo está ávido de expresar emociones, sensibilidad y ternura; unos elevados valores femeninos. Necesitamos aportar a nuestra familia, nuestra sociedad y a este planeta lo que somos. Todo empieza por nosotras. Poseemos la "varita mágica", tenemos el poder de dar a este mundo: ángeles o monstruos; machistas o "hembristas"; desgraciados o felices; fracasados o exitosos. Aunque sé que es una exageración lo que te digo, luego, existen los grises y los matices, pero la hipérbole me sirve para sacudirte un tanto, si eres mujer.

Que te quede claro que mi intención no es incentivar para que nos desconozcan los derechos legales de igualdad que tenemos. No. Todo lo contrario,  es promover para que las mujeres nos ubiquemos en el lugar que nos pertenece.  



Mi mensaje para los hombres:


Dominar a la mujer y reprimir su femenino significa que te niegas a mejorar tu bienestar, crecer y evolucionar. De igual forma,  a perder tu identidad masculina.


Los hombres requieren respetar y procurar porque la naturaleza femenina de las mujeres que lo rodean se fortalezca. La feminidad es la parte opuesta, aquella que desconocen y, que a la vez, los enriquece. 



Conclusión



En suma, difícilmente sobreviviríamos sin ambos sexos. La clave para la satisfacción mutua  y colectiva se encuentra en aceptar y alimentar la diferencia. Feminismo que respeta la diferencia.

La satisfacción da lugar al bienestar emocional, y el bienestar a  la armonía y prosperidad.

Definitivamente somos una misma especie con un manual diferente y creo que así debe ser.


¿Te imaginas un mundo solo de hombres? O ¿solo de mujeres? ¿Cómo te lo imaginas?



¡Espero también tus reflexiones en los comentarios, me gustaría nutrirme de tus opiniones!




¡Si todavía no has leído mi libro, te  dejo el enlace para que lo adquieras!

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