viernes, 22 de noviembre de 2013

¿ACEPTAR SIGNIFICA RESIGNARSE?

Esta es una pregunta que muchas personas se hacen cuando leen o escuchan la palabra “aceptación”, la cual es una de las principales virtudes que necesitamos cultivar, para conseguir crecer o mejorar en algún aspecto interior o personal de nuestra vida. Es común que cuando la escuchemos, inmediatamente la asociemos con resignación. Por esto; quiero profundizar un poco sobre las diferencias que existen entre los dos términos, veamos: primero, necesitamos saber que aunque su significado es similar; desde el punto de vista del crecimiento personal, son bien distintas. “La resignación” encarna abandonar la lucha, bajar los brazos y la cabeza; declinando así, cualquier posibilidad de cambio, se trata de conformarse con una vicisitud, situación o condición. Mientras que la aceptación equivale a un proceso que consiste en: identificar, luego reconocer, después  cuestionar y por último, cambiar (en el supuesto de que el asunto esté en nuestras manos). Esto último lo denominamos “aceptación activa”; que quiere decir que con todo el amor y sin reproche, procedemos a sanar con el hecho y a reparar, sí hemos ocasionado daño a terceros.


Para explicar la aceptación, veamos el proceso en el caso de una persona que presenta alguna adicción. Dicho individuo para empezar a solucionar su dificultad, necesita admitir que el hecho compulsivo ha tomado el control de su vida (por lo general exhiben una actitud de negación) y que ostentan una enfermedad psíquica; esto es lo que significa identificar. Cuando logra lo anterior, está preparada para el siguiente paso, el reconocimiento, lo cual consiste en adquirir una actitud de interiorizar, es decir que además de admitir, requiere sentir la realidad y las consecuencias físicas y emocionales de aquello, en su vida. El siguiente paso se trata de sopesar mediante el cuestionamiento, si es posible que la persona pueda cambiar esta situación. Para nuestro caso, la respuesta dependerá del grado de adicción, sí es alta, demandará ayuda profesional y sí es baja, es posible que el individuo pueda superarla y cambiar sin ayuda; esto es lo que llamamos “aceptación activa”.


Ahora, cuando la solución no se encuentra en nuestras manos, entonces aquí retomaremos lo que significa “resignación” o también “aceptación pasiva”. Por ejemplo en sucesos como el clima, las catástrofes naturales, los conflictos armados (por lo general fuera de nuestro alcance), la maldad de otros y las acciones, palabras y pensamientos de los demás; necesitamos adquirir una actitud de amor, respeto, compasión y quietud.


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