sábado, 13 de abril de 2013

Alimentar la diferencia o pedir la igualdad

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¿Qué es más sano para nuestro bienestar emocional? Alimentar la diferencia de género o pedir igualdad. ¿Cuál es más conveniente? Reflexiona.


Cuántas veces hemos escuchado expresiones tales como: “Las mujeres hablan mucho”; “los hombres siempre quieren sexo”; “ellas viven en el pasado”;“ellos viven en el trabajo y en el estadio de fútbol” 

Unas frases coloquiales que me ayudan a iniciar este escrito, donde uno de mis propósitos no es otro distinto que invitarte a reflexionar sobre la conveniencia de alimentar la diferencia o seguir exigiendo la igualdad de género.  Aunque, el principal, es aportar para que mejores tu relación con el sexo opuesto y contribuir con tu granito de arena en procura del equilibrio y bienestar emocional colectivo e individual.  

El cerebro masculino y femenino tienen polaridades emocionales opuestas, para empezar. 

Existen libros como: Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus, Cómo mejorar su matrimonio sin hablar al respecto y, con tu permiso, un libro propio, De sol@s que se casan y casad@s que hacen pareja. Una literatura que recomiendo ampliamente para aquellos que deseen mejorar sus relaciones de pareja. En cuyas páginas se aplican algunos de los enunciados en que me voy a apoyar para este artículo.

Pues bien, que sepas que ya son bastantes escritores, científicos y profesionales en áreas humanistas que han tratado y estudiado las diversidades entre el cerebro femenino y el masculino. No obstante, te voy a mencionar dos, no solo por su fácil comprensión sino porque además, representan aquello que te quiero expresar. 

¿Qué dicen los estudios del cerebro sobre las diferencias?

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Según Ruben Gurr científico de la Universidad de Pensilvania, en uno de sus estudios sobre el cerebro femenino y masculino,  dice: "(...) los hombres mostraron conexiones más fuertes entre la parte delantera y la parte trasera del cerebro, lo que sugiere que son más capaces de conectar lo que ven con lo que hacen, que es lo que necesitas hacer si eres un cazador. Ves algo, y debes responder de forma concreta. Mientras que la mujer presenta mayores conexiones entre los hemisferios izquierdo y derecho. Por eso, desarrolla mayor empatía y capacidad para realizar tareas simultáneas".

En la misma línea, la Dra. Brizendine, en su libro El cerebro Femenino, expone que existen diferencias en el cerebro entre hombres y mujeres y asegura según sus investigaciones que: "las mujeres tienen el 11% más de neuronas en la zona del cerebro dedicada a las emociones y a la memoria y debido a ello cuentan con neuronas espejo, son mejores al observar las emociones de otros. Esto significa que las mujeres desarrollamos más el cerebro límbico encargado de la parte emocional y el lado derecho del cerebro del neocórtex, encargado de la comunicación, la geometría, las sensaciones, lo global. Y el hombre desarrolla más el cerebro reptil, encargado de la supervivencia, la defensa, etc. y el lado izquierdo del neocórtex, encargado de la lógica, matemática, razón, lo especifico y lineal. El hipocampo de la mujer es ligeramente más grande y es el que registra los datos emocionales. Si el hombre se pelea con su esposa, dentro de diez años ni siquiera se acordará de la discusión, pero ella no la olvidará nunca. Quedará firmemente registrada en su hipocampo que es como su disco duro. Las mujeres percibimos el mundo de una forma completamente distinta de cómo lo hacen los hombres". 

El cerebro se empieza a desarrollar desde la gestación. Así que, la diferenciación empieza desde el mismísimo vientre de la madre. Ahora, después del nacimiento intervienen otros factores que afirman o acentúan la singularidad. Veamos de forma sucinta:


La división de tareas y quehaceres 


Existe, a mi juicio, un suceso que dio lugar a una marcada diferenciación. Un hecho que data desde los comienzos de la humanidad y que fue indispensable para garantizar la supervivencia de la especie, en vista de la inmadurez con la que nacían las crías. Un fenómeno que todavía  prevalece; somos la especie que nace con mayor grado de inmadurez e indefensión. Un acontecimiento que, paradójicamente, permitió el avance y desarrollo del cerebro humano; ya que favoreció el alargamiento de la vida humana y una ventaja sobre las demás especies.  

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Los humanos repartieron las tareas, al parecer, conforme a su condición biológica innata -¡qué inteligentes ¿verdad?!-. 

La mujer debía permanecer junto a la cría - supongo porque tenía mamas-  y, el hombre -por su portento físico-, saldría a buscar el alimento, a cazar.  No hay más historias, así fue.

No se si, ella, debido a su biología ya venía de fabrica con los potenciales o los desarrolló mediante la labor asignada.  Lo único cierto es que las mujeres  poseen unas habilidades inherentes a su papel materno. Te dejo tarea para que averigües. 

Por el momento, nos interesa saber que la tarea de la mujer se corresponde con las capacidades cerebrales, igual que sucede con los hombres.

Veamos otro de los factores:

El medio ambiente social, cultural y familiar 


A la mujer desde la infancia se le enseña a reprimir el deseo sexual, a bajar la cabeza -esto sucedió durante siglos-, a reprimir la ira y mirar más por el bienestar ajeno que por el propio (desvalorización).

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Por el contrario, a los hombres  les enseñan a reprimir la tristeza con frases como "un hombre no llora", a ser dominante y agresivo, a desfogar su energía sexual sin control, por ejemplo. Una educación que acentúa las diferencias. 

Las distinciones y la identidad sexual vienen atadas desde el comienzo con el proceso hormonal -desde el vientre de nuestra madre-, según la biología misma y luego influidas por el ambiente familiar y social.

Al tenor de la exposición anterior, observemos algunas diferencias:

1. En el plano ocupacional


Una madre y ama de casa es capaz de alimentar el bebé, hacer los deberes escolares con el crío mayor, cocinar, contestar el teléfono y, por si fuera poco, abrir la puerta para recibir un paquete. Y no creo que sea exagerada. Esto, y más, es posible para una madre que tiene hijos pequeños. Y me lo puedes constatar, si es tu caso.

2. En el cognitivo y mental

Desde el periodo de gestación, una madre, por ejemplo, desarrolla la sensibilidad auditiva. Una capacidad que la faculta para detectar el menor ruido de su bebé cuando nace y acudir de inmediato en su auxilio. Asimismo, la condición de empatizar con los sentimientos o sensaciones -seguramente para conectar con sus hijos-, la intuición para predecir hechos peligrosos, la memoria -para recordar que hace y qué le falta hacer-, la habilidad de síntesis, de versatilidad, de dinámica.

En cambio, el hombre, dada la condición de proveedor, es capaz de poner su mente en blanco.  El poder para concentrarse es alto, un cazador necesita enfocarse en un único objetivo para lograr éxito: atrapar la "presa". Los hombres pueden leer fácilmente un mapa y orientarse, debido que en su papel primitivo debían caminar grandes distancias y ubicarse en campo abierto. Son lineales y específicos para poder ocuparse de las labores de protección y defensa de la familia. La naturaleza masculina es aventurera, exploradora, son hacedores por instinto. 


3.  En la función como padres

La madre tiene unas funciones más del interior e intrínsecas del ser.  Su desarrollo cerebral es transversal, global y va del todo a las partes. Mientras que el padre tiene unas funciones más del exterior y propias de la identidad. Su desarrollo cerebral es longitudinal, secuencial y va de la parte al todo.

4. En el aspecto sexual 

La sexualidad de la mujer es como la luna, cíclica. La apetencia sexual atraviesa por diversas fases, no solo en el mes, sino durante el día, en el acto sexual. Su principal órgano de estimulo es el oído. La libido se ve afectada por las experiencias y estado de ánimo. 

En cambio, el hombre es como el sol, permanece encendido. El grado de apetencia no se ve influido por su estado de ánimo, al contrario, es un remedio a cualquier situación estresante o complicada. Los órganos de estímulo sexual son la visión y el tacto.

5. En la sanación emocional

Durante mi consulta detecto con constancia estas diferencias. Las emociones femeninas hacen que ellas tarden más en sanar las heridas de este tipo (el hipocampo es más grande y guarda en la memoria mayores detalles); suelen quedarse atrapadas en el pasado. Razón por la cual, un hombre se queda anonadado cuando su esposa le saca a relucir detalles como "me miraste feo ese día", durante una discusión. Un suceso que para un hombre es imposible recordar -ten presente que el cerebro de la mujer es transversal y el del hombre lineal-.

Asimismo, las mujeres son las que suelen acudir con mayor frecuencia a la consulta, mientras que los hombres llegaran porque ella los "manda". Recuerda que la mujer es más empática y sensible, conecta muy fácil consigo misma y sabe cuándo pedir ayuda. No obstante, se enredan con las emociones y los problemas de otros (empatía). Por eso, dan muchas vueltas a un asunto para resolverlo. En cambio, los hombres, aunque tienen inconvenientes para relacionarse con sus emociones, y comprenderlas, al ser lineales y decididos, pueden resolver más pronto los conflictos.

Como puedes dar cuenta, procesamos las emociones de modo distinto, es un hecho. Pero existe otro factor...


¿Qué es más sano para nuestro bienestar emocional?

Alimentar la diferencia o pedir la igualdad


Las diferencias no vienen dadas por un capricho. No. Simplemente, obedecen a la supervivencia, a los requerimientos y aprendizaje del medioambiente donde nos desarrollamos. Responde a una programación inconsciente y a las necesidades de adaptación.

Carl Jung en su teoría de los opuestos, expresa que la psique es un sistema autorregulado que se esfuerza constantemente para mantener el equilibrio entre tendencias opuestas. Y las tendencias opuestas en cuanto a género son el masculino y el femenino.

El balance entre el componente femenino y masculino equivale al equilibrio. El equilibrio en cualquier contexto, estamento o situación es indispensable para mantener un desarrollo adecuado.

Pero de seguro, ahora mismo te estarás preguntando: ¿Y qué hacemos con la desigualdad?

Para responderte a la pregunta, lo primero es que nos detengamos a recapacitar con otra pregunta: 

¿De dónde viene la desigualdad?


La respuesta, desde mi punto de vista, viene de la lucha por el control, el poder y el dominio. Hemos venido de siglos de dominación machista, aunque parece ser que los tiempos han cambiado, se está produciendo un giro. Sí. ¡Sorpresa! Pero hacía el otro lado. Hacía el dominio hembrista.

En ciertas ocasiones siento pena cuando escuchamos algunas mujeres -que dicen llamarse feministas- denigrar sobre la esencia femenina, como por ejemplo, dicen:  “No es indispensable que la mujer ejerza la maternidad, los hombres lo pueden hacer igual que ella” ; "las mujeres son iguales a los hombres" ; "los puestos de trabajo se deben repartir por igual entre hombres y mujeres", etc.  

Algo similar siento cuando observo que el sistema laboral está diseñado para el masculino. Se niega a la mujer el derecho a ser madre y, al mismo tiempo, a crecer profesionalmente. No se le da la posibilidad de la conciliación familiar. Asimismo, discriminan a las trabajadoras con salarios inferiores al de los hombres que cumplen una labor idéntica.  La realidad social y familiar demuestra que en la actualidad todavía se desprestigia, desvaloriza y ridiculiza el lado femenino y el papel laboral de la mujer.


Algunos conflictos emocionales provocados por la lucha del dominio


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La mujer requiere ocupar su lugar, no el de los hombres. Ocupar el lugar del hombre acarrearía grandes conflictos. Por un lado, el hombre dejaría de ser masculino, se convertiría en un inútil, inmaduro o en un simple florero de la casa o, se "feminizaría". El hombre sin su labor de proveer y proteger se desnaturaliza, no sabe qué hacer -recuerda que es lineal-.

Por otro lado, cuando la mujer ocupa el lugar de un hombre, se masculiniza. El conflicto que representa para la mujer es un gran estrés -ya sucede en la actualidad-, en vista de que biológicamente entra en disyuntiva  o incoherencia: quiere criar a sus hijos, pero de igual modo, quiere trabajar fuera de casa y cumplir adecuadamente las dos. 


Asimismo, como el medio laboral está diseñado para los hombres, debe laborar con su lado masculino. Por tanto, reprimir u ocultar su esencia femenina para ser valorada o reconocida. Aparte, se carga por demasiada actividad, pues cumple con una labor doble. Y lo peor, una o ninguna de ellas consigue llevar a cabo con eficiencia y eficacia.

Adicionalmente, acoto lo siguiente: Los hombres se han implicado en las tareas de hogar, pero lo han hecho, como observo en mis consultas, con su lado femenino. Un fenómeno que está privando a sus hijos de un padre y saturándolos de madre (sobreprotección materna).

Reflexión final


Alimentar la diferencia o pedir la igualdad

Para responder la pregunta inicial, la cual, confieso, planteé para facilitar la reflexión. Mi respuesta, con lo que he enunciado, ya la debes saber. De todos modos, la voy a ampliar:

Por supuesto que debemos propender por alimentar la diferencia para nuestro sano bienestar emocional. Eso significa que, anteponemos el respeto, el valor y la aceptación por la diversidad. Unos valores que son fundamentales para la salud mental y el equilibrio emocional. Lo cual es el contexto de mi ejercicio profesional: Gestión emocional. 

La simbiosis entre los dos sexos, la cooperación y la interrelación es, en realidad aquello que  ha generado la supervivencia y evolución de la especie.  


Mi mensaje para las mujeres:

Exigir igualdad es sentirse inferior e imponerla es maltrato y dominio.


Tratar de imponer la denominada “igualdad” es un acto de maltrato y subvaloración, tenemos derecho a ser diferentes. El mundo está ávido de expresar emociones, sensibilidad y ternura; unos elevados valores femeninos. Necesitamos aportar a nuestra familia, nuestra sociedad y a este planeta lo que somos. Todo empieza por nosotras. Poseemos la "varita mágica", tenemos el poder de dar a este mundo: ángeles o monstruos; machistas o "hembristas"; desgraciados o felices; fracasados o exitosos. Aunque sé que es una exageración lo que te digo, luego, existen los grises y los matices, pero la hipérbole me sirve para sacudirte un tanto, si eres mujer.

Que te quede claro que mi intención no es incentivar para que nos desconozcan los derechos legales de igualdad que tenemos. No. Todo lo contrario,  es promover para que las mujeres nos ubiquemos en el lugar que nos pertenece.  



Mi mensaje para los hombres:


Dominar a la mujer y reprimir su femenino significa que te niegas a mejorar tu bienestar, crecer y evolucionar. De igual forma,  a perder tu identidad masculina.


Los hombres requieren respetar y procurar porque la naturaleza femenina de las mujeres que lo rodean se fortalezca. La feminidad es la parte opuesta, aquella que desconocen y, que a la vez, los enriquece. 



Conclusión



En suma, difícilmente sobreviviríamos sin ambos sexos. La clave para la satisfacción mutua  y colectiva se encuentra en aceptar y alimentar la diferencia. Feminismo que respeta la diferencia.

La satisfacción da lugar al bienestar emocional, y el bienestar a  la armonía y prosperidad.

Definitivamente somos una misma especie con un manual diferente y creo que así debe ser.


¿Te imaginas un mundo solo de hombres? O ¿solo de mujeres? ¿Cómo te lo imaginas?



¡Espero también tus reflexiones en los comentarios, me gustaría nutrirme de tus opiniones!




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