¿Sientes culpa y no la puedes evitar? Libérate y disfruta de mayor bienestar y equilibrio emocional a través de estas claves.
La culpa es un sentimiento que todos llegamos a sentirla,
pero el problema sucede cuando ocasiona sufrimiento constante en las personas. Aquellas personas resultan culpándose y permitiendo que los demás la inculpen
con suma facilidad. Para ellas dirijo este artículo.
En este escrito te voy a dar unas sencillas y cortas claves de consciencia para que salgas de ese estado de impotencia, gestiones este sentimiento, empieces a percibirlo de otro modo y deje de causarte conflicto.
¿Qué es la culpa?
Antes de empezar, es necesario que sepas que la culpa es un sentimiento evasivo que nos aleja de nosotros mismos, y cuando nos alejamos de nosotros mismos, podemos envolvernos en el victimismo o la victimización.
La culpa es evasiva porque, en realidad, impide que asumamos la responsabilidad que tenemos en las situaciones. Y acontece que, siempre existe una participación consciente o inconsciente en todo lo que nos sucede; pues atraemos las situaciones de acuerdo con nuestra información inconsciente.
De modo que, si culpamos a otros o nos culpamos, estamos
evitando esa responsabilidad y saboteando u obstruyendo nuestra sanación o
crecimiento.
Era importante aclararte el significado emocional de la culpa, para ubicarte en el contexto de tomar consciencia y que estuvieras receptiva/o para las claves que te voy a dar.
Ahora ya estás lista/o para «la sacudida».
¡Empecemos!
Clave 1. Define, de qué sientes culpa.
Es posible que no exista culpa sino otro sentimiento. Si averiguas
qué es aquello que sientes podrás saber si es o no. Te voy a dar un ejemplo: algunas personas sienten culpa cuando gritan a
alguien, o incluso, cuando otra grita. Lo cual sí puede ocasionarla. Pero no
es culpa si aquello que se percibe es temor a los gritos. En cuyo caso, el verdadero sentimiento es temor, en lugar de culpa.
Una manera para que aprendas a diferenciar cualquier sentimiento de otro es concentrarte en aquello que sientes en el cuerpo en lugar de aquello que piensas. De este modo, permitirás que la percepción hable y te indique lo que es.
Por eso, que aprendas a distinguir la culpa de cualquier otro sentimiento es sumamente importante, pues es común confundir las sensaciones. ¡Pues no le eches la culpa de todo a la culpa!
Clave 2. Revisa qué evitas al sentir culpa.
Como te dije al comienzo, la culpa es evasión, así que, pregúntate qué es aquello que evitas con seguir sintiendo culpa.
Por ejemplo, si seguimos con el caso anterior -y supongamos que eres tú-, y cuando gritas sientes culpa. Entonces, en este supuesto, puedes estar eludiendo sentir el dolor que sientes cuando alguien te grita, por eso, gritas primero. Este caso, estarías evitando responsabilizarte de saber que estás repitiendo la historia de alguien que te maltrataba con gritos o insultos.
Y te cuento que, la responsabilidad es una de las maneras más adecuadas de salirnos del victimismo. Tomar responsabilidad, nos devuelve hacia nosotros mismos, hacia la consciencia, a conocernos, sanar y transformar nuestra vida. Pero como, normalmente, esto es doloroso, tendemos a evitarlo con un sentimiento como la culpa.
Clave 3. Pregúntate: ¿puedo enmendar algo sintiéndome culpable?
Este cuestionamiento está relacionado con el entendimiento de las dos claves anteriores. Espero que ya sepas la respuesta. Si no, no te preocupes, ya vas a encontrarla.
Retomando las dos claves anteriores: cuando sabes que aquello que sientes es culpa y reconoces que estás evadiendo un dolor y una toma de responsabilidad -así no lo sepas todavía-, entonces, ya puedes tomar consciencia de que nada puedes enmendar sintiéndote culpable.
Pero si sigues creyendo lo contrario, que sepas que estás tapando, negando y reprimiendo un dolor y autosaboteando tu sanación. Lamento decirte esto si te duele. Aunque no tanto, pues a la vez, me reconforta si estas palabras te hacen sentir incomoda/o; ya que, este es mi propósito: sacudirte y despertarte un poco. Eso sí, con todo mi amor.
¡Ahora ya estás lista/o para proseguir!
Clave 4. Crea el hábito de la aceptación.
La culpa es un modo de castigarte y un gran remedio para dejar de hacerlo, es
combatirla con aceptación.
Dentro de lo que requieres aceptar tenemos:
- Que lo sucedido no lo puedes devolver, tampoco ganas nada con reprocharle a los demás ni con reprocharte. Asimismo, con buscar cualquier tipo de venganza o represalia.
- Que la culpa te trae un beneficio, el cual es inconsciente, y cuyo propósito es librarte del dolor y la responsabilidad.
- Que la culpa es proporcional al alejamiento de ti mismo/a, pues entre mayor es la culpa, más lejos «estás de ti».
Cuando aceptas estos tres aspectos has tomado consciencia y puedes acercarte a ti para retomar tu poder y dejar de entregárselo a los demás. En vista de que, si son ellos quienes tienen el poder, te irás debilitando y convirtiéndote en una presa fácil para cualquier depredador emocional. Y hay muchos por ahí, créeme.
Mientras que, si ostentas el poder de ti misma/o, posees la llave para encontrar mayor bienestar físico y emocional.
5. ¿Qué necesitas aprender de aquello que te genera culpa?
Esta pregunta te ayudará para que establezcas lo que te ha aportado la culpa y podrás obtener un aprendizaje de la experiencia que te hace o te ha hecho sentir culpa.
Y si retomamos el ejemplo de la clave 1, la culpa te ha ayudado a identificar que todavía no has sanado el maltrato que recibiste (recibes). Así que, este podría ser el fruto o el aporte, lo cual sería un gran aporte, pues significaría el comienzo de la sanación.
Ahora, es importante advertirte que, no dejarás de sentir culpa. Las emociones se generan de manera involuntaria, y los sentimientos se derivan de ellas. Por tanto, la culpa va a regresar (por la misma causa o por otra), aunque, se va a desvanecer si aprendes a gestionarla. Y ya te hemos enseñado a gestionarla, tal como te hemos explicado en este escrito.
Con frecuencia, en mi consulta, observo a algunas personas reprocharse o negar aquellas emociones o sentimientos que las lastiman. De modo que, les explico que siempre vamos a percibir sensaciones dolorosas que nos provocan malestar. Así que, en lugar de huir del dolor, lo sanamos o gestionamos para que no se convierta en sufrimiento. Puesto que, si llegamos a reprimirlas pueden causar graves conflictos.
6. Perdónate. Perdonar es dar las gracias por el aprendizaje.
La mayoría de las veces no debemos perdonar a los demás,
sino a nosotros mismos.
Cuando sabemos lo que la culpa nos ha enseñado, podemos
agradecerle.
Así que, no reprimas la culpa, déjala salir, examínala, echa
mano de estas claves y observarás que terminarás agradeciéndole y liberándote de
ella.
7. Comprender. El mejor antídoto frente a la culpa es la comprensión.
Una vez que has aplicado estas claves, ya puedes comprender la culpa. Y cuando la comprendes, desaparece: «tal como vino se va».
Comprender la culpa significa que: tomas consciencia de qué te hace sentirla y qué es lo que evitas con ella; la puedes aceptar y aprender de las experiencias que te hacen sentirla; y por último, eres capaz de agradecerle el aprendizaje y perdonarte.
Y para terminar, si todavía sigues sintiendo culpa después de aplicar estas claves, no te preocupes, puedes programar una sesión de consultoría conmigo. Del mismo modo, información que te puede ayudar con este tema. Así que, te dejo sin excusas para sanar o gestionar la culpa.
De cualquier manera, continúa con tu trabajo de consciencia y poco a poco se disolverá o encontrarás «las ayudas» que necesitas para conseguirlo.
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