lunes, 10 de junio de 2019

El sufrimiento constante es síntoma de incoherencia emocional


Entre mayor inconsciencia y desconocimiento, mayor incoherencia existirá

El mundo tecnológico vive en constante avance, la cotidianidad nos levanta cada mañana con una nueva innovación. No terminamos de aprender a operar nuestro teléfono, computador o programa, cuando ya nos presentan en la pantalla de nuestros televisores una nueva creación, invento o progreso aplicado en cualquier aspecto o temática.
Sin lugar a dudas, esto es un fenómeno sinónimo de progreso humano. No obstante, seguimos sumidos en diversas batallas territoriales, ideológicas o religiosas; unos hechos que atropellan mi alma, mis sentires y mi mente y que trataré de plasmar a partir de esta retrospección: ¿qué detiene a los seres humanos para trasladar los ímpetus de crecimiento tecnológico a su desarrollo interior? ¿acaso es tan difícil darse cuenta de que la violencia y los conflictos en general engendran una génesis emocional? ¿para qué no se dedica tiempo e inversión para reeducar, desaprender y comprender la esencia interior del ser? Unas reflexiones que quizás encuentren respuesta en el siguiente artículo o quizás queden a la espera de que tú, estimado lector, las responda.

Es frecuente que en la actualidad escuchemos hablar de las emociones, sin embargo, todavía es un campo nimiamente explorado y lo que hasta ahora conocemos es tal vez una gota en un mar de conocimiento. Aunque debemos de reconocer que esta gota es tan importante como el océano mismo.

Los conflictos emocionales se sirven y exhiben como carteleras cinematográficas ante la indiferencia, evasión, impericia e incapacidad de propios y afectados. Urge alfabetizarnos en dicha materia y un granito para aperturar y aportar al “despertar” de consciencias, es dilucidar un poco sobre el lenguaje emocional. Dentro de dicho lenguaje hablamos de la coherencia emocional, uno de los aspectos que requerimos conocer para empezar a trasegar y subsanar el mencionado preterimiento con respecto al desarrollo tecnológico.

Dentro del lenguaje emocional encontramos que la incoherencia es la génesis de los conflictos. Lo contrario, la coherencia, se refiere a un estado de paz y armonía interior, significa que estamos actuando en concordancia y consecuencia entre lo que pensamos y sentimos. Suena simple ¿verdad?, lo cual no es sinónimo de facilidad. Trasladar la mencionada sintaxis a la práctica es en realidad el gran aprendizaje y un verdadero avance o crecimiento en el campo del interior del ser.

Los seres humanos somos un complejo sistema que abarca desde el comienzo de la vida y se ha desarrollado conforme los seres responden a los desafíos que el entorno les ha ido planteando. Un orden que recoge los aprendizajes en unidades depositadas en las células que componen nuestro cuerpo y que, gracias a esto, nacemos respirando e instintivamente tomamos el pecho de la madre, sabemos dormir, etc., es decir, a realizar funciones de supervivencia. Una funcionalidad estructurada fuera del entendimiento para la gran mayoría. Lo importante es comprender que de igual modo sucede en el ámbito emocional, la información existe dentro de nosotros mismos y se manifiesta de forma inconsciente. Las emociones son el resultado de impactos sufridos que esperan ser liberadas para el aprendizaje y la sanación.

El ser humano es incoherente, yo diría que por naturaleza -en mis conocimientos-  entonces el asunto estaría en el mayor o menor nivel. Es decir, entre mayor inconsciencia y desconocimiento, mayor incoherencia existirá. Saber lo que somos implica conocer acerca de nuestras emociones, de lo que sentimos y la manera en que las mencionadas, nos conducen a reaccionar. Asimismo, conoceremos los pensamientos y, en consecuencia, decidiremos un modo sano de actuación. La sanación comienza entonces por las emociones, nos vemos abocados a avanzar en el conocimiento de las emociones para transformarlas en sentimientos que nos permitan conocer los pensamientos que nos conduzcan a la acción adecuada y por supuesto, a una mayor coherencia.

Lo anterior lo podemos reunir y denominar como: tomar consciencia, que representa, vivir el instante presente, estar despiertos, con todos nuestros sentidos enfocados e identificando de inmediato nuestros recónditos sentires. Esa es la diferencia entre unos y otros, entre los seres más evolucionados y los demás.

Por ejemplo, una persona en consulta me manifestó que deseaba hallar una pareja estable, pero su “problema” era que los hombres que encontraba eran casados o comprometidos. Esta persona se hizo consciente de que atraía personas “imposibles” para evitar separarse de sus padres. La persona expresó su emoción oculta e identificó lo que sentía y pensaba, de esta forma liberó su inconsciente y pasados unos días, encontró un hombre solo, dispuesto a establecer una relación estable. En la actualidad goza de su relación tal como deseaba. Maravilloso ¿verdad?

Es simple, sin embargo, conseguir alinear la mente, el corazón y el cuerpo, requiere, por decirlo así, de cierta madurez emocional. Una madurez que nos permita hacernos responsables absolutos de la vida que acarreamos y saber que con constancia estamos proyectándonos en los demás; por lo tanto, nadie es responsable de lo que me sucede. Los problemas empiezan en mí y terminan en mí.

Requerimos comprender que cualquier persona que concurra en nuestra vida es la proyección de lo que existe dentro de nosotros. También, una madurez que nos habilite a emprender acciones necesarias -es posible dolorosas- que generen el revulsivo indispensable para salir del victimismo y sufrimiento. Asimismo, aprender a expresar lo que sentimos, lo que queremos o no queremos, sin buscar o sentirnos culpables; comprendiendo que la culpa es una forma de seguir en el victimismo y la evasión. La madurez emocional empieza por aceptar y querernos tal cual somos.

La coherencia emocional se consigue en el día a día, en el minuto a minuto. Esta es la clave para encontrarla, en cada instante, cada pensamiento, cada sensación, cada acción vivida. Es la forma propincua para adquirir el cambio o adquisición de los nuevos hábitos emocionales que permitan adquirir una mayor paz interior.

La paz reina en cada uno de nosotros y la proyectamos en el mundo exterior. Cuando alguien busca la comprensión de los demás, sin tan siquiera saber qué siente, quién es, es una actitud que presumiblemente lo conduzca a una acción incomprensible por su parte, esto es incoherencia.  O cuando alguien desea encontrar una persona que lo ame, desconociendo que no se ama así mismo. También, pretender que los hijos hagan lo que el padre desea, si este ni siquiera sabe lo que quiere con su vida. Aunque la madre de todas las incoherencias se halla en pretender saber lo que es mejor para los demás. Igualmente, en exigir amor cuando no se ama así mismo.


¡Te invito a compartir tus experiencias sobre el tema!







Escritora, Especialista y
Certificada en Bioneuroemoción© BNE
Twitter: luzentucamino26

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