Un día mientras caminaba para
ir a casa, pude observar en la parte alta de un edificio su cúpula, ¡era tan hermosa! Algo que jamás había visto
en casi 10 años que llevaba pasando por ahí. Esto me condujo a recapacitar
sobre aquellas cosas que tenía tan cerca y nunca había visto, que incluso
hacían parte de mí.
Vivimos rodeados de cosas o
situaciones que no observamos, simplemente hacemos rutinas y nos olvidamos de
vivir la realidad que nos rodea tanto extrínseca como intrínsecamente.
La reflexión me condujo a
analizar que no estaba viviendo la realidad sino que vivía en el pasado, en el
futuro o fantaseando, un hábito que había aprendido desde niña. Muchos, de niños
aprendemos esto, ya que saber la realidad o mejor dicho la verdad, puede resultar insoportable e incluso llevar a una muerte
prematura; es un mecanismo de defensa emocional para evitar el dolor, pero cuando
somos adultos continuamos con el mismo hábito.
De lo que me di cuenta y que quizás
te pueda ayudar si te pasa igual que a mí, es que dicho habito emocional nos
conduce a evitar reconocer la verdad para protegernos del miedo a sentir dolor,
descubrir lo que somos y lo que nos rodea. No puedo negarte de que ver la
verdad fue doloroso, sí, y a veces es aterrador confrontarse con uno mismo; no
obstante, es la forma de conseguir cambiar esa realidad. Conocer el pasado,
vivir el hoy y aprender de esto, nos brinda la oportunidad de cambiar el mañana,
mientras que una fantasía o una mentira no pueden ser transformadas.
Te invito a compartir tus experiencias sobre el tema.
Visita nuestra web: http://www.luz-entucaminointerior.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario